miércoles, 17 de mayo de 2017

Rabietas

Las rabietas son los gritos, llanto, patadas o pataletas, sostener fuerte objetos o sujetarse a un lugar. Aquellas expresiones de rabia y dolor de los niños por frustración al no conseguir lo que quieren, por cansancio o cuando las necesidades fisiológicas no están cubiertas, no han conseguido hacer algo por sí mismos o requieren atención.
Tienen que aprender que no siempre las cosas salen como uno espera y que tienen que manejar su enfado y asumirlo.Una vez se inicia la rabieta, es difícil que tanto los padres como el propio niño la puedan interrumpir de manera natural. En torno a los 2 años, cuando los niños se enfrentan a sus padres:
  • Descubren que son seres diferentes, con expectativas y necesidades distintas. Es importante que los padres valoren las cualidades del niño, para que él mismo pueda apreciar sus propias características particulares.
  • Se demuestran a sí mismos que son capaces de realizar autónomamente diversas actividades, aumentando su seguridad con los éxitos, y su dependencia e inseguridad cuando descubren que necesitan la ayuda constante de un adulto.
  • Entienden que existen situaciones en las que sus deseos se frustran y han de aprender a manejar la rabia que les produce, de la forma más ajustada posible.
  • Quieren conseguir la atención de los adultos o expresar su enfado por algo.

Trucos para enfrentarnos a una rabieta:
  1. Extinción. Ignorar la rabieta intentando mantener la calma, y vigilarles de reojo. Es importante que no ignoremos comportamientos que pueden conllevar un riesgo para su seguridad física.
  2. Tiempo fuera. Interrumpir la actividad que se estaba realizando, apartar al niño del conflicto y llevarlo a otra habitación o lugar de calma para calmarse, ignorar el llanto y esperar a que se haya reducido la intensidad de la rabieta. A ser posible que haya desaparecido por completo.
  3. Cambio de tema. Buscar algo que consiga romper el ciclo: una broma, un juego, un objeto que distraiga su atención, siempre con una sonrisa. (¡Mira! Acabo de recordar que daban en la tele unos dibujos nuevos, o Acabo de recordar que fuera he visto un pájaro de colores, ¿Sabes lo que tengo en la mesa? ¿Quieres verlo?, etc.). En un lugar público igual, intentamos distraerlos con algo nuevo en un lugar diferente si es posible, apartándoles de la zona y conflicto
  4. Evitar el castigo. Conductas como gritarle, pegarle, continuar razonando en un tono de voz alto, etc.  sólo contribuirán a prolongar este comportamiento.
  5. No ceder ante la rabieta consintiéndole lo que pedía, porque sino comprobarán que llorar les funciona para conseguir lo que quieren y repetirán la conducta.
  6. Ofrecerle conductas alternativas a las rabietas. Una vez se ha calmado hay que mostrarle distintas formas de conseguir lo que quieren: negociación, petición, esperar el tiempo necesario, etc., y enseñarle formas de expresar su enfado: puede gritar o llorar, pero intentando calmarse para razonar o negociar y expresar lo que quiere con palabras. Les podemos explicar que cuando no conseguimos algo a veces nos enfadamos. En casa, cuando alguien se enfada dice: “Estoy enfadado” y, si no se le pasa, puede irse un rato a la habitación a jugar hasta que esté más tranquilo. Es importante que entiendan que este tipo de conductas no se admiten en la familia. Para ello, también tenemos que recordar que, en casa, los padres son el modelo a seguir del que los niños aprenden cómo resolver un enfado y un conflicto.


¿Cuándo debemos preocuparnos?
  • En el momento en que las rabietas:
  • Son de alta intensidad
  • Se producen más de cuatro  o cinco veces diarias
  • Incluyen autolesiones o agresiones a los adultos
Y todos estos comportamientos se prolongan durante más de seis meses.Entonces entendemos que es posible que debamos solicitar ayuda de un profesional para aprender a manejar, de forma más concreta, las conductas de nuestros hijos.

miércoles, 10 de mayo de 2017

Inteligencia Emocional

Algunas personas parecen dotadas de un don especial que les permite vivir bien. No siempre el alumno más inteligente termina siendo el más exitoso. ¿Por qué ocurre esto?


La inteligencia emocional es la habilidad para entender emociones y elegir las adecuadas a cada situación, y comprender las de los demás, con empatía. Una persona que se enfada con facilidad, que se pone triste con frecuencia o que no es capaz de controlar sus impulsos es alguien con mala inteligencia emocional. Una persona que se conoce bien, piensa antes de actuar, controla impulsos y los expresa con educación y sinceridad sin afectar a la gente, sería una persona con muy buena inteligencia emocional. La inteligencia emocional nos permite comprender a los demás, tolerar presiones y frustraciones en el trabajo, trabajar en equipo...; todo esto nos permite tener estrategias para relacionarnos de manera sana y equilibrada, lo que nos llevará a ser más felices.
No todo es inteligencia y éxito académico, esto solo no garantiza un buen trabajo en el futuro y felicidad. Las emociones deben desarrollarse desde el nacimiento: un niño amado, acariciado, besado, abrazado, será un niño con confianza en sí mismo, un niño seguro.

 
Desde casa y el colegio hay que educar lo intelectual y académico, y también las habilidades emocionales y autoestima, los sentimientos y su valoración. Esto puede convertirnos en personas integradas socialmente, o excluidas, depende de cómo lo manejemos, si fallamos nos convertiremos en personas inadaptadas, frustradas e infelices.
Si para los adultos es difícil controlar las emociones a veces, para los niños aún más, al carecer de experiencias previas y estrategias para abordarlas. A veces algunos niños no tienen control emocional, se muestran irascibles, no se les puede negar nada porque están acostumbrados a que se les permita y consienta casi todo; se muestran frágiles e irritables ante los fracasos, respondiendo de manera agresiva y hostil a este tipo de situaciones.
Ser inteligente es saber adaptarse a lo nuevo, resolver problemas, inteligencia es saber vivir felices.
En otro post abordaré el tema de las Inteligencias múltiples.

lunes, 8 de mayo de 2017

Resolviendo conflictos y regulando emociones

La escuela es un entorno fundamental para el desarrollo de los niños, que pasan gran parte de su día en el colegio, aprendiendo y relacionándose.
Suele darse mucha importancia a las notas, pero olvidamos la parte emocional. Hay situaciones que pueden provocar frustración, por no entender algo; la rabia por cometer errores; la desilusión por resultados más bajos de lo esperado, o el aburrimiento y cansancio. Lo mismo pasa con las  interacciones sociales: enfados provocados por peleas y discusiones; desilusiones por ruptura de amistades, miedo al rechazo, etc.
Según cómo resulten de satisfactorias las experiencias académicas y sociales de los alumnos, se irá conformando su idea, positiva o negativa, sobre cómo son los demás y ellos mismos:  “soy capaz”, “soy inteligente”, “supero las dificultades”, “soy tonto”, “no soy suficiente para mis padres/profesores”, “soy aceptado”, “se me aprecia y valora”, “puedo relacionarme a gusto con los demás”, “no le importo a nadie”. Estas ideas acompañarán a la persona determinando su manera de abordar situaciones futuras.
Todos hemos podido tener algunas de estas ideas negativas, pero quizás se han superado. Aunque sí podemos ayudar a los niños a interpretar esas situaciones y manejar emociones.
Solucionando conflictos por ejemplo, bien entre hermanos o amigos o bien los profesores en el patio del colegio, se debe intentar que los niños reflexionen sobre sus emociones. No se trata de que dos se pelean y hay que pedirse perdón, porque entonces creen que da igual lo que hagan porque con decir "perdón" vale. Hay que decirles cosas como: "¿Te gustaría que te lo hicieran a ti?", y que le pregunten al compañero "¿Cómo te sientes? ¿Puedo hacer algo para que te sientas mejor?". Aprenden que no se trata de ver quién tiene razón, sino de intentar sentirnos bien el uno con el otro y tratar de mejorar en situaciones futuras. Cómo cambian sus caras cuando reciben comentarios del compañero como: “Siento haberte pegado. Eres un buen amigo y me gustaría que nos llevásemos bien”; “Te perdono. Creo que bailas muy bien, ¿te gustaría enseñarme?”. Se trata de pensar por qué ha pasado el conflicto, qué pueden hacer ambos para solucionarlo y aportar algo positivo del compañero, esto ayuda a veces verlo por escrito también, en un post-it bonito escribirle algo positivo y dárselo para que no se le olvide.

Un pájaro posado en un árbol nunca tiene miedo a que la rama se rompa, porque su confianza no está en la rama, sino en sus propias alas”.

Por otro lado, si el conflicto surge a la hora de compartir algo, sobre todo con desconocidos, debemos pensar dos cosas: si el objeto es propio, los adultos debemos pensar que a nosotros no nos gustaría compartir nuestro móvil o coche con cualquiera, y menos si lo estamos usando en ese momento. Por eso, si un niño está jugando con un juguete cualquiera que sea suyo y no lo quiere compartir en ese momento debemos respetarlo, aunque siempre explicándole que quizás compartiendo le resulte más divertido el juego, y si tiene 2 juguetes (2 coches, 2 palas...), y sólo está jugando con uno razón de más para compartir y pasarlo mejor, pero en todo caso la decisión de compartir debe ser del niño que es dueño del juguete, se les puede explicar los beneficios de compartir pero sin obligarles.
Si es un columpio o algo del parque, hay que pensar en que también hay que enseñarles paciencia, no hay que bajar al niño del columpio inmediatamente sólo porque otro quiera subir, hay que dejarles (explicándoles que hay niños esperando), y el que quiere subir que aprenda a esperar su turno, porque los niños de hoy en día están muy acostumbrados a la inmediatez, Internet que vaya muy rápido (antes sin Internet esperabas para resolver las dudas al día siguiente en clase, o esperabas a que llegara la hora de tarifa plana para conectar el lento módem...), los dibujos tienen que ser ya mismo (antes no había tantos canales y esperabas a las 6 de la tarde para ver dibujos, o te levantabas a las 8 de la mañana los sábados para verlos, ahora cuando quieren ver dibujos encienden la tele y tienen 9 canales a elegir), etc.